BITÁCORA DE UN NÁUFRAGO INDIGNADO



Desde una isla casi desierta, un Robinson en el océano de la globalización. Atento/conectado/indignado veo pasar el mundo nada indiferente. Una verbena, un gran guiñol, un despropósito… Mas no puedo huir del sinsentido; estoy enganchado al destino de los demasiado humanos. Estoy condenado a pensar el mundo y verterlo en palabras y lanzarlo al mar en botellas de ceros y unos.



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miércoles, 14 de agosto de 2013

EL PAÍS DE LA AMNESIA

     Álvarez Cascos y Arenas en al Audiencia Nacional


España es un país sin memoria. Ni las leyes de Memoria Histórica funcionan ni las dejan funcionar. La democracia postfranquista se cimentó sobre la amnesia del franquismo sangriento y corrupto por políticos a los que les interesaba olvidar y por otros que sacrificaron los recuerdos en aras de la recuperación de la voluntad del pueblo. Desde entonces imperó el olvido. Se olvidó que Juan Carlos I era el cachorro de Franco, se olvidó que AP era el franquismo camuflado, el PSOE desmemorió sus siglas, su tradición, su marxismo originario, el PCE su republicanismo... El régimen de la Transición es el régimen de la desmemoria.

Nuestros políticos, por tanto, han fundamentado su actuación en el olvido y su pariente, la mentira. Rara vez asumen responsabilidades políticas, encomendándose a una responsabilidad penal que se diluye en un sistema judicial controlado por ellos mismos.En esta democracia eternamente transitiva los delitos de políticos y financieros se olvidan fácilmente mientras cualquier hurto es penado con saña.También se pierde la memoria a la hora de poner en práctica los programas electorales, llegando incluso Rajoy a invertir totalmente sus dictados tergiversando los mecanismos de la democracia... 

En un país donde la corrupción se olvida sistemáticamente e incluso se refrenda en las urnas (miren a Valencia), no es de extrañar que los secretarios generales del PP no recuerden nada en sede judicial; ni que, en sede parlamentaria, el Presidente del Gobierno tenga memoria de sus tratos con un amiguito a quien enviaba animosos SMS. España es un país desmemoriado donde hasta las palabras han perdido su carga semántica. Son meros balbuceos, alaridos o fatuos fuegos fáticos. España es un silencio de ruidos. España es un exabrupto amnésico. Despreciada la vía de las responsabilidades políticas, manipulada la vía judicial, la única esperanza es que la ciudadanía esta vez no pierda la memoria y pase factura en el único canal -manipulado por D'Hont- que nos conceden para luchar contra el olvido: las urnas.