BITÁCORA DE UN NÁUFRAGO INDIGNADO



Desde una isla casi desierta, un Robinson en el océano de la globalización. Atento/conectado/indignado veo pasar el mundo nada indiferente. Una verbena, un gran guiñol, un despropósito… Mas no puedo huir del sinsentido; estoy enganchado al destino de los demasiado humanos. Estoy condenado a pensar el mundo y verterlo en palabras y lanzarlo al mar en botellas de ceros y unos.



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viernes, 18 de mayo de 2012

20 AÑOS DE LOS FASTOS DEL 92


 Veinte años no es nada, dice la canción, pero en ese lapso han pasado muchas cosas por la Piel de Toro. El 92 fue la carta de presentación de España en la Modernidad secuestrada por Franco. Pero la modernización de este país sin Ilustración fue superficial, perviviendo las inercias autoritarias y ventajistas hasta conformar la cultura del pelotazo, el asalto bandolero a los bienes públicos por parte de la clase política, la especulación ladrillista, etc. Los ingentes fondos europeos fueron gastados en infraestructuras y en alimentar esta estructura ventajista de la "clase senatorial" (alianza de políticos, financieros y grandes empresarios). Salvo excepciones, no se aprovechó esa inyección de dinero para conformar un tejido constructivo competitivo... O, quizá no nos dejaron los que mandaban en Europa (Deutsland über alles) y se encargaron de desmontar nuestra agricultura, minería e industria a cambio de generosas dádivas... Así que cuando llegó el euro seguíamos depediendo de los productos industriales alemanes o franceses mientras nuestra burbuja ladrillista/financiera se inflaba hasta que explotó. Y así, veinte años después nos hallamos en pelota al sol turístico; aunque, eso sí, nos quedan buenas carreteras abocadas al deterioro, líneas del AVE con clientes que no pueden pagar el billete y muchos bares para olvidar tanta pena... En estas dos "gloriosas décadas" tuteladas arteramente desde el Maniken Pis, han florecido muchos listos que se lo han llevado crudo (ah, la picaresca, nuestro género por excelencia...) y ahora estamos pagando todos los ciudadanos la factura de tanto exceso... ¿Cuándo llegará de verdad la Modernidad a esta cueva de bandoleros? Lo curioso es que, a diferencia del siglo pasado, tan orteguiano, Europa no es ahora la solución sino el principio del problema...

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