BITÁCORA DE UN NÁUFRAGO INDIGNADO



Desde una isla casi desierta, un Robinson en el océano de la globalización. Atento/conectado/indignado veo pasar el mundo nada indiferente. Una verbena, un gran guiñol, un despropósito… Mas no puedo huir del sinsentido; estoy enganchado al destino de los demasiado humanos. Estoy condenado a pensar el mundo y verterlo en palabras y lanzarlo al mar en botellas de ceros y unos.



Etiquetas

domingo, 16 de septiembre de 2012

CRÓNICAS DE LA MISERIA DE UNA MISERABLE CRISIS




CON LA TERAPIA DE SHOCK BROTARON LOS BOLCHEVIQUES DEL CAPITALISMO


He visto un documental y una película que creo que están más relacionados de lo que parecen… La doctrina del shock (Michael Winterbotton y Matt Whitecross, 2009), es un documental crítico sobre maniobras del “capitalismo del desastre”, según el libro que la canadiense Naomi Klein lanzó en 2007. Ferdinand el radical (Alexander Kluge, 1976), el largometraje al que aludía  al principio, narra la extrafalaria historia de un expolicía anticomunista metido a jefe de seguridad de una empresa alemana donde pone en marcha sus peculiares teorías represivas contra la clase trabajadora. Ambas obras son rabiosamente actuales pues iluminan miserias de la crisis que estamos padeciendo. Una catarsis que es consecuencia en parte del shock neoliberal que está siendo aplicado con vesania por los sectores que provocaron la gran quiebra en 2008. Según las tesis de Klein esa terapia friedmaniana  de choque, casi siempre acompañada de gran violencia, fue aplicada en el Chile de Pinochet, la Gran Bretaña tatcherista, la Rusia de Putin o las paranoias de la época de Bush Jr. Siempre con el mismo resultado: pagan los pobres, ganan los ricos. Ahora le ha tocado el turno a la sociedad de bienestar de los países periféricos de Europa… En ese contexto de recortes y desmontaje de las conquistas sociales dictaminado por los bancos franco-alemanes (y sus cómplices euroburócratas) florecen los Ferninands de la película de Kluge. Quizá no tan radicales, pero sí tan miserables. Abundan los colaboracionistas, los esquiroles, los cómplices de los abusos, los trepas, los partidarios de la ley del silencio… Para defender mi culo, mi puesto de trabajo, mi hipoteca, el pan de mis hijos, el sunsumcorda renuncio a mi dignidad y a mi capacidad crítica. Sin llegar a ser tan radicales, estos acobardados humanos se han convertido, como Ferdinand, en “bolcheviques del capitalismo”. La terapia choque parece que está dando resultado y uno tiene la impresión que acabará rodeado de vainas, como en esa inquietante película de la Guerra Fría (otra era del shock): La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956).



No hay comentarios:

Publicar un comentario