BITÁCORA DE UN NÁUFRAGO INDIGNADO



Desde una isla casi desierta, un Robinson en el océano de la globalización. Atento/conectado/indignado veo pasar el mundo nada indiferente. Una verbena, un gran guiñol, un despropósito… Mas no puedo huir del sinsentido; estoy enganchado al destino de los demasiado humanos. Estoy condenado a pensar el mundo y verterlo en palabras y lanzarlo al mar en botellas de ceros y unos.



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lunes, 25 de julio de 2011

Santiago (y abre España).


El verano desnuda las miserias de Europa





Este julio más frío de lo habitual ha sido tórrido en lo informativo. Y muy revelador. El culebrón Francisco Camps (érase un hombre a un traje pegado) tuvo un desenlace inesperado. Terminó en tragedia lo que tenía vocación de nonsense marxiano -quizá también marxista si cambiamos las estructuras por las costuras-; Mariano Avestruz Rajoy inventó la cuadratura del círculo al pretender que el Molt Honorable se reconociera culpable y siguiera de President como si tal cosa; qué más da, si ya había sido redimido por las urnas… Pero al jefe de la Generalitat che, que es cristiano de zapato a corbata, le picó el gusanillo de la conciencia. No aguantó la presión ni el pulso de cinismo continuado que proponía el gran líder gallego. ¿Era una estrategia consciente desde Génova? Entre tanto dos confiados diputados valencianos ya se han declarado culpables y tenemos el sinsentido ahí: la pareja culpable y el ex Molt Honorable defendiendo su honorabilidad a traje y espada. El asunto valenciano del PP es un filón para aprendices de Kafka… Y lo curioso es que el género parece satisfacer a los paisanos de Blasco Ibáñez a juzgar por los resultados electorales. El otro día lo resumió muy bien Calamaro en su conciertazo del 22 de julio en la capital del Turia cuando se dirigió al respetable con <<aprended a votar>> y se hizo un silencio cómplice. El caso es que ha surgido un nuevo protomártir que se autosacrifica en aras de la reconquista de España, como el apóstol de esta nueva cruzada posmoderna (se han cambiado las armas mortíferas de Franco y los africanistas por las andanadas del TDT Party: algo hemos avanzado). Pronto veremos a Camps, si saliese exculpado (el Diablo no lo quiera) en los altares… de algún ministerio.




                           

Otro que casi pasa de supervillano a protomártir de la liberté-egalité-fraternité –acosada, hélas, una vez más, por el Imperio Americano- es Dominique Strauss Kahn. Su acoso ¿es un ataque sibilino del entramado financiero norteamericano -refrendado por Obama- habida cuenta de que nunca quiso refrendar su filibusterismo de Monopoly global (¿lo han visto en Inside Job?), ése que nos ha llevado a la megacrisis que nos consume...? Algunos socialistas franceses amagaron la maniobra hasta que salieron otras acosadas en el mismo Hexágono y la mujer africana denunciante volvió a la carga… Más allá de ese presunto impresentable priapismo, lo más grave es que este tipo tiene aficiones de señorito de alta sociedad, duerme en suites de 1000 dólares la nuit y quiere representar la opción socialista de uno de los países europeos de referencia. Este es sin duda el verdadero escándalo y el descrédito para una socialdemocracia francesa/europea que va dando tumbos…






Y el asunto estrella: ver cómo se ha estrellado el supercluster mediático más poderoso de la galaxia anglosajona. Rupert Murdoch desenmascarado en todas sus miserias por un persistente periodismo de investigación (Thanks The Guardian!). Pero lo más grave es que al quitarle el traje podrido al emperador han aparecido todos los que allí se guarecían: políticos, policías, celebrities… Todos girando alrededor del miriñaque de dinero y poder que el magnate australiano manejaba a la perfección con su pelirroja hechicera.

A veces pienso que mi desconfianza hacia el poder, el considerarlo la madre de todas las miserias de este mundo empieza a convertirse en una obsesión. Este gélido/tórrido mes de julio me ha convencido que se trata de algo muy real, quizá lo inquietante “lo real” que definiera Lacan. Pues bien, la realidad o “lo real” son tozudos y ponen en evidencia que en España la corrupción anida en los partidos (su oculta financiación), en Francia en sus hommes d’État y en Gran Bretaña en las componendas entre los magnates mediáticos y los políticos. En suma, la amalgama de dinero y poder con sus incontables conexiones. Resultados: el secuestro de la democracia, la asfixia del pueblo. Y en este juego perverso hay unos que tienen un enorme protagonismo, pero los voy a dejar en el tintero porque últimamente se habla demasiado de ellos, casi hasta devenir un tópico de conversaciones y titulares. Me refiero a sus majestades los banqueros.

Lo más grave de todo es que toda esta podredumbre no es un videojuego, sino que nos afecta a todos en el día a día, cada vez más precario y trabajoso. Tampoco es un videojuego la deriva del Viejo (mejor Exhausto) Continente hacia la ultraderecha agresiva y fundamentalista. La respuesta (otra vez lo real) está en un individuo ario, un “ciudadano normal” en apariencia, que se ha llevado por delante 76 vidas en nombre de una Europa purificada de multiculturalidad y componendas decadentes (defendidas por las opciones progresistas). Espero que las miserables argumentaciones de los ultras palpen ahora en qué puede acabar la siembra de tanto odio. El cínico rostro del monstruo Breivik les puede servir de espejo refractante… Nada es gratuito e inocuo, todo tiene sus consecuencias…

sábado, 23 de julio de 2011

EL GRAN SECUESTRO (DE LA DEMOCRACIA Y LA CONSTITUCIÓN)



Las crisis sirven para replantearse el estatus de las cosas. Durante las vacas gordas la gente tiende a estar satisfecha; come, disfruta y no piensa. Bienvenidas las crisis, son necesarias para que no nos convirtamos en vacas. La megacrisis actual nos está inmunizando ante ubres y cuernos activando un cerebro cuestionador. Por ejemplo, ¿por qué no cuestionar el sacralizado marco jurídico-político que nos acompaña desde 1976? La venerada Transición fue un pacto que, en pos de la ansiada democracia, mantuvo los poderes económicos del franquismo y echó un velo de olvido sobre los desmanes de una dictadura criminal. Sobre ese ejercicio de amnesia asumida (generosidad de la izquierda, heredera de los perdedores) se edificó un régimen democrático que ha deparado el mayor periodo de paz y prosperidad de España. No obstante, escudados en esa legitimidad democrática, se han ido parapetando una serie de privilegios que benefician a un patriciado político y a los oportunistas económicos que han engordado en ese ya maduro statu quo.

El Movimiento 15-M ha servido para despertar de ese dulce letargo y comprobar que, por muy democrático que se enuncie, nuestro sistema jurídico-político se malogra en muchas vías de aguas fecales. Es entonces cuando hemos descubierto que los principios y derechos de la Constitución de 1978 no se están cumpliendo. No se garantiza el derecho al trabajo y a una vivienda digna, por ejemplo. Estos incuestionables derechos han sido secuestrados por los intereses del mercado financiero especulativo y la voracidad de las inmobiliarias alentadas por legislaciones nada garantistas sobre el suelo. El secuestro o tergiversación de los fueros constitucionales se puede constatar de facto en muchos capítulos. Los políticos han pasado de ser, en buena medida, servidores públicos a detentadores de privilegios vedados al resto de los ciudadanos; la universidad ha renunciado a su vocacion de excelencia y vanguardia investigadora para convertirse, en bastantes casos, en un corral de cómodas endogamias; el funcionariado tiene más de retiro dorado que de voluntad de servicio público controlado con resultados; los sindicatos subvencionados tampoco destacan por sus reflejos en la defensa de estas imposturas; los medios de comunicación son, en buena medida, correas de transmisión de los intereses de grandes grupos mediáticos más que canales de información al servicio del ciudadano; la singular y variada naturaleza ibérica se ha sacrificado en determinadas ocasiones a espurios intereses (la destrucción del litoral es un ejemplo más que inquietante); la justicia es un mastodonte lento, ineficaz y a veces mercantilizado que no garantiza las justas demandas de numerosos ciudadanos; hasta la “mejor sanidad del mundo” se empieza a pervertir con los chanchullos farmacéuticos... Cubiertos de banderas “progresistas” o “nacionalistas” han surgido redes de intereses de dudosa legalidad, desde intocables empresas semipúblicas conectadas con intereses políticos –de eso en Aragón sabemos mucho- hasta tinglados poco transparentes en la gestión de fondos, como se ha demostrado recientemente con la aristocracia dominante en la SGAE. Quizá estos entes sean legales, pero no son admisibles en una democracia que debe ser recuperada en su funcionamiento idóneo. Para colmo llegó el sueño europeo pervertido primero en el toco mocho del euro, corregido y aumentado por la voracidad de los todopoderosos bancos franco-alemanes a la caza de los PIGS de turno. ¿Dónde queda la Europa de los ciudadanos?
            
Muchas de estas situaciones, que se podrían completar con otras similares en una radiografía más exhaustiva del Gran Secuestro, son legales, pero no responden a ese prístino impulso democrático del 76 ni a la Constitución de 1978. Así pues, es responsabilidad de los políticos que nos representan -ahora se jactan de ello ante las indignadas andanadas- que hagan cumplir ese marco legal y esos principios democráticos. Y ellos deben ser los primeros en asumir deberes. Los ciudadanos, no obstante, debemos estar vigilantes y presionantes para que así sea. ¿Cómo se cumple esto? Se me ocurren para empezar un puñado de iniciativas: renunciar a los privilegios de los políticos (la nueva legislatura ha empezado en Aragón en sentido contrario: con iniciativas económicamente compensatorias para los “pobres cesantes”), recuperar la iniciativa de la política sobre los caprichos de los mercados, garantizar el tejido productivo y la libre competencia de las empresas (sin ventajismos de parasitados entes semi-públicos), controlar por iniciativas legales posibles componendas y sistemas clientelares, garantizar la libre competencia de los medios y las empresas audiovisuales (las últimas concesiones de Aragón TV van en sentido contrario), garantizar un régimen fiscal más equitativo y efectivo, racionalización y garantías en las políticas de suelo y medidas contra la especulación, conminar a los bancos para que apuesten por una economía más productiva que especulativa fomentando las inversiones empresariales y, por ende, el empleo, promover y dinamizar sectores productivos en el área de la creatividad y la cultura superando la subvencionitis y el patronazgo cautivo, etc.

Estas y otras medidas, que a buen seguro se les ocurren a los lectores, conducirían a desmontar la impostura de ese Gran Secuestro que ha tergiversado y manipulado el primigenio impulso democrático y constitucional. De lo contrario todo serán operaciones de maquillaje dentro del gran reparto de intereses y prebendas de los partidos institucionalizados: los mismos perros con distintos collares. Por eso los nuevos mantras del PP reinante suenan a pura demagogia, también en Aragón: reducción de altos cargos (con escaso impacto económico teniendo presente que la gran mayoría son funcionarios de alto grado que seguirán cobrando muchísimo ahora por hacer poco), austeridad (las comarcas y los tinglados semi-públicos están incólumes gracias al PAR), regeneracionismo (los mismos que han mantenido al imputado Camps redimido como protomártir de la causa)... Como dijo Lampedusa: que todo cambie para que todo siga igual. Los cambios solo vendrán con la continuada movilización de los ciudadanos en nombre de la democracia (de verdad) y los derechos básicos constitucionales.

                                               JAIME MIÑANA. Filósofo    @jaimeminana