BITÁCORA DE UN NÁUFRAGO INDIGNADO



Desde una isla casi desierta, un Robinson en el océano de la globalización. Atento/conectado/indignado veo pasar el mundo nada indiferente. Una verbena, un gran guiñol, un despropósito… Mas no puedo huir del sinsentido; estoy enganchado al destino de los demasiado humanos. Estoy condenado a pensar el mundo y verterlo en palabras y lanzarlo al mar en botellas de ceros y unos.



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lunes, 28 de enero de 2013

REGENERACIÓN ÉTICA PARA RECUPERAR LA DEMOCRACIA

España está al borde del colapso en el frente económico, pero también en el político. Las soluciones a esta tremenda crisis de origen financiero son principalmente políticas (los técnicos siempre sirven al establishment, como bien ha demostrado el caso italiano). Sin embargo nuestros políticos se empecinan en defender sus privilegios y a una cleptocracia cuyos desmanes se se van exhumando mientras la gente pierde empleos, derechos y nivel de vida. No es un problema de un partido (aunque el PP ahora se lleva la palma), es un cáncer sistémico. La clase política es responsable, pero también los ciudadanos: porque lo hemos permitido, porque en parte hemos sido cómplices por acción (votándolos) u omisión (mirando hacia otro lado). El colectivo de los políticos es una muestra de un tejido social ibérico que está corrompido hasta en las entretelas. Desde la Corona hasta los niveles bajos de la administración, pasando por jueces, banqueros, empresarios…, casi todos están ya bajo sospecha. Para atajar esta metástasis se requiere una regeneración en todos los ámbitos, un rearme ético en la gestión de la res publica y en las relaciones económico-sociales; y debe empezar por las instancias políticas... Pero, como bien se ha demostrado en la salida en falso del caso Gürtel/Bárcenas/financiación ilegal de los partidos, la pantomima y el malabarismo se imponen sobre una verdadera investigación para que afloren las miserias. ¿Alguien puede creer en una genuina voluntad esclarecedora de la sede de la calle Génova tal como se ha planteado? Este tipo de pseudocatarsis está más próxima a la astracanada o al esperpento, géneros muy ibéricos por cierto (¿por qué será?). Los ciudadanos empiezan a percibirlo así, pues recientes encuestas radiografían la desafección hacia nuestros gestores públicos y su peculiar proceder en un porcentaje creciente de ciudadanos indignados: ya no les creemos. Nuestra democracia está amenazada por la espada de Damocles de la desconfianza total que puede caer en cualquier momento con heridas imprevisibles…; y la casta política será la principal responsable, aunque también lo son unos ciudadanos que, no obstante, pueden redimirse activándose para salvar la criatura democrática tirando el agua sucia al sumidero de la Historia.
Las causas de este desastre son amplias y profundas. El régimen de la Transición se orquestó intentando evitar la endeblez, el caos y los desequilibrios de la II República y, con tal fin, se reforzó el poder de los partidos a través de las listas cerradas, las laminadoras mayorías, el control de los organismos, etc. Todo este blindaje se ha convertido en una maquinaria al servicio de un bipartidismo arrollador que ha colonizado todas las instancias del Estado asesinando el espíritu de Montesquieu (la división de poderes), así como cajas de ahorro y otras plataformas económicas y sociales. Surge así una perversa simbiosis de las élites económico-financieras con las políticas propiciando una dinámica extractiva y de complicidades mafiosas que nos ha llevado al actual desastre. Regenerar este tejido canceroso va a ser difícil, porque esa “entente simbiótica” es la principal interesada en mantener su dominio… Con tal fin recurrirán a malabarismos, falsas metamorfosis o calculados relevos de mascarones de proa para que las cosas se mantengan igual… La mentira sistemática ha sido su principal aliada y ahora que hemos descubierto que tiene las patas cortas, están en un nuevo tour de force de cinismo mediático (casi todos los medios de la derecha responden a consignas de Génova y la totalidad es dependiente de grandes grupos financieros).
La salida a este colapso pasa por el desmontaje de esta versión “posmoderna y formalmente democrática” de nuestro inveterado régimen señorial, la recuperación de una democracia real (no secuestrada como la de ahora) que haga viable la participación y el poder de los ciudadanos. Pero se impone también un profundo cambio ético y de mentalidad. El régimen de la Transición se ha ido asociando al enriquecimiento fácil, a una actitud dominante de nuevos ricos, sin escrúpulos; ese proceder ventajista ha contagiado a todos, desde la Corona hasta la base social, auspiciado por la citada élite financiero-política. Sorprende que durante el franquismo, frente a la moral hipócrita y rapiñadora de los dominadores nacional-católicos se fuera extendiendo en las clases medias y trabajadoras otra ética del sacrificio y el esfuerzo sobre la que se edificó el progreso desarrollista. Así pues, en una democracia que se precie debemos exigir una nueva ética del servidor público basada en el servicio y no en el provecho. Para que ello se haga efectivo hay que implementar una legislación de exigencias muy estrictas. Los cambios positivos y civilizados en este país de escasa tradición democrática han sido gracias a las leyes. Me comentaba un amigo argentino cómo cuando se asentó en Madrid en 1976 era de buen tono jactarse de defraudar a Hacienda, tendencia que cambió el ordenamiento jurídico antifraude, como ocurriría con la conducción temeraria, la violencia machista, el tabaquismo y tantos otros ejemplos. Pero para que esas leyes anticorrupción y a favor de la transparencia sean realidad me temo que tenemos que prescindir de la actual clase senatorial y sus cómplices económicos… Estamos, por tanto, en un círculo vicioso que solo puede romperse por catarsis o por paulatina putrefacción… O por la respuesta contundente de los ciudadanos. Está en juego nuestra democracia, que debe pasar de formal a real.

Jaime Miñana.  Filósofo  (@aimeminana)



EUROPA, BREVE CRÓNICA DE UN SUICIDIO A PLAZOS

Por su interés, profundidad y perspicacia reproduzco este texto de un amigo filósofo que aborda el tema de Europa, el marco económico, social y político en el que inexorablemente nos tenemos que mover.

Europa fue un sueño de la nueva democracia española, pero ¿era un sueño envenenado?






Por una vía u otra, Europa intenta desde hace tiempo una solución numérica, americana. Para más señas, estadounidense: estrellas y barras, aislar y federar. Aunque a las estrellas, claro está, la UE quiera darles un aspecto más humano, más circular que geométrico. No es casual que la idea de la Comunidad Europea brote del desastre de la Segunda Guerra y del auge de la Guerra Fría. Es decir, de una dirección norteamericana. “Todos somos berlineses”, dice Kennedy en 1963: Europa como barrera ante un imperio del Este que llega hasta Cuba.

Veamos. ¿Qué puede significar que el origen de Europa, Grecia, esté hoy en el punto de mira? Que el Sur está en el punto de mira, esto es, que lo está el Mediterráneo como sincretismo donde convergen muy distintas culturas y razas, creando el espacio común de una “cultura de los sentidos” (Weber). El sur piensa, vive y obra según la percepción, la presencia sensible. Según lo vivido, lo visto y oído: es esto lo que debe acabarse.
Ya sólo la estética que brota de esa ancestral cultura sensible no tiene nada que ver con la actual separación económica que insulariza a cada ser humano, separándolo de sus comunidades locales y de su entorno terrenal. La esencia de la economía no es económica; tampoco ideológica. El capitalismo laico es sobre todo una nueva religión triunfal, un integrismo de la separación. Cada hombre, un voto: cada minuto, una ocupación, un dígito, una imagen. Nos salva, bajo cualquier ideología, una cronología de la producción.
La vida real, local, debe ser recortada por la movilización total, como ya algunos visionarios avanzaron en los años 20. Ya solamente vivir, despreocupadamente, es hoy un pecado para la religión que vino del Norte, esta magia blanca de la economía. Ni siquiera Marx es ajeno a esta ofensiva puritana que debe acabar con la “pereza” y las alucinaciones del Sur, incluso en la misma Alemania.
Se trata de una operación de neutralización sin precedentes, pues debe conseguir que los individuos sepulten en lo privado sus sueños (sueños que, por esa misma clandestinidad, serán cada vez más patológicos). Se trata también de que los países del sur conviertan en turística su singularidad, sus paisajes, sus costumbres y sus vinos. De ahí la catatonia del actual ciudadano medio europeo, su bloomización, pues está exiliado de sus raíces in situ. La depresión y el suicidio son en Francia un “problema nacional”. Pero nos libra de otras variantes del trastorno bipolar el hecho de que, a diferencia de Texas, entre nosotros no circulen las armas. Así, la gente desaparece lentamente.

En tal mutilación anímica, se debe cercenar en nosotros todo lo que sea origen, una fatalidad natal de la que nuestra libertad debe despegar. Naturalmente, este integrismo tiene expresiones geográficas. Ni Irlanda ni Rusia, ni Inglaterra, ni Italia o España se salvarán de esta sospecha que debe recorrer los bordes asilvestrados del geométrico imperio que tiene su sede en Bonn. Aunque quizás el gran fantasma europeo sea África, ese “anti-piso muestra” recorrido por las matanzas, el terrorismo, el sida y las nuevas plagas bíblicas con las que nos ocupa el orden informativo que acompaña al político.

El colmo de las paradojas es que la cándida España se apunte entusiasmada a este dispositivo que debe clonarnos. Bien es cierto que nosotros tenemos un problema adicional que nunca han tenido Italia o Marruecos: fuera del folclore, odiamos nuestro ser, nos avergonzamos de nuestra diferencia (en tal sentido, una guerra civil larvada jamás terminará entre nosotros). De ahí la maravillosa frase, hace ya diez años, de un intelectual de la talla de Solana: “Por fin hemos dejado de ser españoles”.

De ahí que hayamos depositado nuestro destino en la burocracia de Bruselas, sin entender que cuando Europa es algo no degradante (tal vez para Francia y Alemania) lo es a partir de la soledad de cada nación, del ejercicio de fuerza que realiza. En este punto, la sabiduría inglesa siempre ha sido envidiable.

¿Resultado de la ilusión española? Una constelación de síndromes, todos ellos preocupantes. Primero, como decía Ortega hace casi cien años, abandonamos toda aventura exterior. La más importante de ellas, ese universo de quinientos millones de almas hispanas. Segundo, al perder el coraje para el exterior, crispamos el interior hasta el límite: duplicando la furia ideológica, los partidismos locales y regionales, las instancias administrativas, la burbuja turística e inmobiliaria, la casquería nacional del cotilleo... Frente a la simplicidad de lo primario (tierra, nación, esfuerzo, creatividad, industria) nos hemos refugiado en la burbuja de lo terciario y complejo. Burbuja intrínsecamente corrupta si le falta un suelo.

La corrupción está servida en un país donde medio mundo quiere medrar sin generar riqueza. Dicho sea con toda la prudencia, y otra vez al margen de las ideologías, es difícil no pensar el paro español también como un síntoma de nuestra pasividad, de nuestra heteronomía. Nuestro índice de paro crónico comenzó en cierto modo con un “paro anímico”. Funcionarios de nosotros mismos, dependemos siempre de otro, una entidad pública o privada que nos contrate.

Finalmente, en tercer lugar, la disgregación nacional. No entendimos que sin lo primario no se puede vivir, por eso, al reprimirlo, lo primario ha regresado en formas perversas. No entendimos tampoco que sin agricultura e industria, sin nación, cultura y creencias no se puede vivir. El último corolario de esto es que las culturas hispanas laboriosas y pegadas a la tierra, no sólo los vascos y los catalanes, se aferran a su propia versión de lo primario, que no odian. De ahí el consiguiente razonamiento, que nunca se hará expreso: si España renuncia a sí misma, a su unilateral tarea exterior, para disolverse en la economía europea, nosotros preferimos “insularizarnos” por nuestra cuenta, como nación que debe conservar sus características culturales y ejercer su fuerza en Europa. Catalanes y vascos han entendido mejor de qué manera implacable funciona Europa que el resto de los españoles.

No es un problema de ideología. Al menos para los países periféricos, Europa es la coordinación de la dispersión, la organización sonriente de la humillación “terciaria”. Es normal que Inglaterra se resista.

La bonanza económica, y un dinero europeo que siempre estuvo envenenado, han subvencionado nuestro desarraigo y deslocalización nacional. Nos ha endeudado con sonriente facilidad, tapando durante décadas el castillo de naipes del “milagro” español. Ahora que el espejismo del bienestar ha desaparecido, nos va a costar recuperarnos y despertar de este sueño de dependencia.


                            Ignacio Castro Rey. Madrid, 26 de enero de 2012

martes, 22 de enero de 2013

DE FURTIVOS (J.L. Borau, 1975) a BÁRCENAS... LA PERSISTENCIA DEL RÉGIMEN SEÑORIAL




He vuelto a ver Furtivos, el largometraje que hizo célebre a José Luis Borau el mismo año que Franco se apagaba rodeado del "equipo médico habitual". Conocí a Borau y era un aragonés tozudamente creativo, un cineasta riguroso y sincero. Ese universo de perverso cuento de hadas retrata con lucidez los entresijos del poder franquista. Un gobernador caprichoso que solo piensa en sí mismo y en su interés (el ciervo, la caldereta...), una bruja, un príncipe furtivo y una princesa de las Divinas (que no divina). La miseria de la dictadura expuesta en medio de ese sueño forestal estraboniano del "Caudillo": "España, el bosque en paz". Franco y sus cazadores esquilmaban el país mientras el pueblo -criado en los mismos pechos que el dictador- pasaba hambre, se daba al furtivismo para sobrevivir. Qué dura era aquella España, pero... ¿ha cambiado tanto tras la ansiada democracia juancarlista?

Sí aparentemente, somos más modernos, más altos, más refinados...; hemos mejorado en gastronomía, deportes y en productos culturales... Pero seguimos siendo gobernados por una "minoría extractiva" surgida de la alianza entre financieros y políticos. En el bosque siguen campando los mismos (luego Berlanga los retrató con retranca esperpéntica en la saga del Marqués de Leguineche), si bien ahora vienen en todoterrenos alemanes (¡ah, los Seat 1.500 del boato franquista!, contaminaban menos...) y con formas democráticas. El timo del tocomocho señorial sigue funcionando en Iberia desde la Edad Media, ahora con atuendos de civismo europeo muy políticamente correcto para el nuevo monarca y su Corte de aprovechados. Como ocurriera con el largometraje de Borau, muy refrendado por el público de la época, ahora también estamos en un fin de régimen. Como los de 1975, los ciudadanos de hoy son conscientes de la distancia cada vez más sideral entre sus intereses y los de la clase senatorial corrompida hasta los cimientos. Los "cazadores", escudados en su indumentaria "democrática", se resisten a perder los privilegios que ostentan sobre la foresta y sus habitantes, cada vez más esquilmados. Porque la caza es cada vez más escasa y la voracidad señorial cada vez mayor.

¡Necesitamos un Robin Hood!

domingo, 13 de enero de 2013

¿QUIÉN SE BENEFICIA DEL AVE?

Francia y España conectadas por vías férreas de alta velocidad, pronto será un sueño. Madrid-París en nuevo horas, ¿para quién?

 Qui prodest AVE? ¿Quién ha sacado partido de esta inmensa inversión hecha con dinero de todos los españoles? ¿Los españoles? Antes de este AVE de mal agüero los ciudadanos podíamos comunicarnos con Madrid en trenes Intercities cuyo billete era asequible, hoy día las tarifas de alta velocidad son imposibles... Antes casi todas las ciudades estaban comunicadas por ferrocarril, hoy día las líneas se están cerrando y las ciudades intermedias se quedan en el vacío. Todos los estudios especializados demuestran que los beneficios del ferrocarril de Alta Velocidad en España son más bien escasos. Fue dinamizador del turismo en Córdoba y Sevilla en su momento, quizá alentó la construcción en Ciudad Real o Albacete cuando llegó allí, poco más. Cosecha muy magra para tan inconmensurable inversión. La Alta Velocidad Española es un síntoma, quizá uno de los buques insignias, de la era del Gran Despilfarro. Y seguimos. Mientras Francia y Jjapón han detenido su expansión, las alas de hierro del AVE pugnan por extenderse en plena crisis. ¿Queremos plantear con esta apareciencia de supermodernidad que somos un país de primera? El resto de los indicadores inducen más bien a lo contrario... Un país avanzado es el que gestiona con rigor y racionalidad sus recursos y este es un ejemplo de todo lo contrario.


          

Pero ¿quién se beneficia del AVE? En primer lugar, Alemania y Francia que nos han vendido cara su tecnología Siemens y Alston respectivamente. Otra muestra más de que la "generosidad" franco-alemana con su vecino del Sur está plagada de intereses, como los de sus bancos que ahora nos estrangulan... En segundo lugar a las empresas concesionarias, a las grandes constructoras, firmas de ingeniería y proveedores varios. En tercer lugar a los políticos que, a buen seguro, han sabido como sacar partido de sus gestiones (tenemos tantos precedentes en los juzgados...). Y el pagano, el ciudadano, como hemos dicho solo es beneficiario si tiene poder adquisitivo para pagarse las altas tarifas que, por cierto, indirectamente sufragamos todos. Vano sacrificio, pues los trenes de alta velocidad pasan raudos por nuestros pueblos y ciudades sin dejar beneficios en ellos, que son los que han ofrecido recursos y territorios. Dejando de lado todos estos aspectos críticos, si aplicamos un criterio estrictamente económico, comprobaremos que el trayecto más rentable (Madrid-Barcelona) es sustancialmente menos rentable que el eje, por ejemplo, París-Lyon...

El AVE es un paradigma de la locura del desarrollismo democrático español de las últimas décadas, diseñado como antiejemplo de la gestión de recursos pero muy rentable para los que han venido sacando tajada desde que se instauró el régimen de la Transición.


martes, 1 de enero de 2013

UNA IMAGEN QUE RESUME UN AÑO DE REPRESION Y MENTIRAS

Es difícil resumir la acumulación de vilezas y malas noticias de este funesto 2012, tercer año de desmontaje del Estado de Bienestar. Empezó con la labor de Zapa(tero) y Rajoy le ha superado con creces. El Gobierno de "socialistos" seguía in extremis estrictas las órdenes de Bruselas, digo de Merkel, digo de los bancos germanos, pero el PP tiene un plan perverso: trasvasar la riqueza desde las nóminas de los trabajadores y pequeños empresarios hacia la oligarquía financiera que los alienta/alimenta.

Pero mi amigo David me ha contado una historia que resume la vileza de esta represión. Fue en una manifestación en contra de los recortes de la sanidad pública, tan amenazada especialmente en la Comunidad Autónoma de Madrid, muy cerca de un Cogreso de los Diputados de Madrid blindado hacia los ciudadanos. Afortunadamente una ciudadana levantó acta fotográfica de este atropello...

Él nos lo relata así en un email enviado a los amigos:


Hola a todos,
Quería comentaros lo que nos pasó ayer domingo a mi familia (mi mujer, mi chiquitillo de dos años y medio y yo) cuando íbamos a la manifestación en Madrid en defensa de la sanidad pública. Bajábamos por la calle del Prado –una inocua banderita de “No a los recortes” ondeando en el carrito- y a la altura de la plaza del Congreso se nos acercó un policía nacional que de muy malas maneras nos exigió que nos identificáramos. Ante nuestras reiteradas preguntas de si estábamos cometiendo alguna ilegalidad, su única respuesta fue un chulesco “yo soy policía y puedo identificar a quien quiera”. Nos cogió los carnets de identidad y registró nuestros datos… Después nos dijo que tenían orden de identificar a los manifestantes que pasaran por la calle. No sabemos qué ocurrirá con esos datos, si nos multarán o pasaremos a un listado de “ciudadanos activistas”. Una chica protestó y tomó algunas fotos que os envío. Le agradecemos su actitud y creo que deberíamos imitarla cuando nos encontremos con situaciones similares.
Una cosa es clara, lo que buscan con este tipo de actuaciones anticonstitucionales es atemorizarnos, y que ni siquiera llevemos a cabo el mínimo gesto democrático que es salir a la calle para manifestarnos y visibilizar la protesta contra la destrucción de nuestros derechos y de nuestra dignidad. Pero asimismo el episodio muestra otra cosa: que si lo quieren prohibir es porque ese gesto de libertad –mínimo- todavía resulta eficaz. Os animamos pues a ejercerlo.
Sabemos que esto es una anécdota frente a otros tipos de violencia, pero creemos que dado el absurdo de la situación –identificar a una familia con niño por llevar una bandera contra los recortes- es también muy simbólica de que estamos traspasando, ya definitivamente, un umbral: bienvenidos al estado totalitario.
Un abrazo,

David