BITÁCORA DE UN NÁUFRAGO INDIGNADO



Desde una isla casi desierta, un Robinson en el océano de la globalización. Atento/conectado/indignado veo pasar el mundo nada indiferente. Una verbena, un gran guiñol, un despropósito… Mas no puedo huir del sinsentido; estoy enganchado al destino de los demasiado humanos. Estoy condenado a pensar el mundo y verterlo en palabras y lanzarlo al mar en botellas de ceros y unos.



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jueves, 27 de septiembre de 2012

ODA A LOS CIUDADANOS DE PRIMERA

 
                      Madrid, 25 de septiembre de 2012

Esta foto es una reveladora instantánea del país. "Madrid es el resumen de toda España", dijo Tierno Galván. A un lado tenemos la encarnación de la impotencia represora, aparentemente disfrazada de omnipotencia azul. Al otro, al pueblo consciente (representado en sus jóvenes). Al frente de ellos el dueño talludito de un bar (¡aquí siempre nos quedan las tabernas!), que impide que la vesania traspase su umbral. Cobardía disfrazada, gallardía al descubierto. Como el 2 de mayo de 1808 el pueblo de Madrid se echó a las calles a defender su dignidad mientras la nobleza, el Ejército, la alta burguesía y el clero purpurado cerraban sus postigos para que no les salpicara la masacre. Un trasunto de esa oligarquía, en un país siempre gobernado por esa plaga, es la que ha levantado las iras del pueblo concienciado. Una pueblo que ya no reivindicaba minucias, sino el cambio profundo de un injusto statu quo donde siempre ganan los mismos y pagan los de siempre. La ciudadanía clamaba contra la "élite extractiva" (Acemogliu y Robinson) que, amparándose en una democracia desdibujada, mantiene sus privilegios en sintonía con los poderes financieros y la troika usurera.

Rajoy dijo que había españoles de primera -los que aguantan estoicamente este valle de lágrimas que él promueve- y los que protestan, "criminales, perroflautas, antisistema, vagabundos, desorientados, desesperados...", desnortados todos en la jerga de la caverna mediática. Así empezó a satanizar a los "malos españoles" la derecha durante la República y luego Franco se encargó del exterminio (bastante planificado como revela El holocausto español de Paul Preston). Mientras el presidente se fumaba un puro por las calles de Nueva York miles de "malos españoles" protestaban protegidos por Neptuno, acosados por los pretorianos de azulón, con el objetivo de que se liberara a aquellos que fueron detenidos con bastante arbitrariedad el 25S para aplicarles un sofismo legal que les va a partir la madre. Aviso a navegantes, no se nos vayan a desmadrar los catalanes, los vascos, los gallegos y... hasta los celtíberos (www.celtiberialibre.com). Todo esto ocurre mientras el presidente, sin abandonar el puro tranquilizador, defiende la sensatez, el sentido común, la coherencia institucional, el interés patriótico... Si este gobierno representa la racionalidad habrá que apostar abiertamente por la locura... (Si Artaud levantara la cabeza...).

Valientes, honestos, libres, ciudadanos de primera -españoles de primera, pa ti la perra gorda Rajoy- son ese grupo de ciudadanos que guarece el tabernero, en una versión muy nuestra de La Libertad guiando al pueblo. Ellos son la vanguardia de un cambio que llegará tarde o temprano y al que se irán sumando los que ahora ven las "algaradas" por TV y hasta los que toman gintonics en Serrano... El régimen de la Transición está agotado, los indignados, el órdago catalán -qué maniobra más oportuna de esconder los hachazos convergentes tras la senyera-, el calculado compás de espera vasco, el descrédito de la Monarquía y de la clase política son síntomas inequívocos. Si realmente queremos buscar un nuevo marco de convivencia habrá que buscar nuevos consensos y no aferrarse a los dogmas del 78. Treinta y cinco años equivalen a dos siglos de la vieja época y ya es hora de cambiar... De momento unos lo ven claro y están en vanguardia mientras otros se resisten a perder privilegios y mandan a los "azules" a repartir hostias.


lunes, 24 de septiembre de 2012

PSEUDODEMOCRACIA BLINDADA. HAY QUE ACABAR CON EL BÚNKER…





El régimen de la Transición corrompida se parece cada vez más al los estertores del franquismo. Se bunkeriza y quiere morir matando. No hay mejor defensa que un buen ataque: Cospedal acusa a los que van a rodear el congreso el 25S de golpistas como los del 23F. Sí con aquellos que por entonces despertaban la simpatía de no pocos de su partido, AP. La derecha es mutante y ahora es la defensora acérrima del orden constitucional (sí de ese que fueron renuentes a refrendar en su momento). ¿Qué democracia es esta que blinda con vallas y miles de maderos la casa que representa la soberanía popular? ¿Qué legitimidad tiene un gobierno que hace lo contrario de lo que predicaba en su programa? ¿Qué decencia tienen unas medidas que empobrecen a la gente para alimentar a los banqueros acreedores del eje franco-alemán y tapar los agujeros que han hecho los econmistas títeres del PPOE? La corresponsal alemana de varios diarios económicos lo ha resumido bien en un artículo publicado el jueves en su país: <<España no debería recibir más dinero sin que se cambie a fondo el sistema político y económico, hoy en manos de una oligarquía política aliada con la oligarquía económica y financiera, y sin que se aumente la participación ciudadana real en las decisiones políticas>>. Si hasta los que mueven los hilos les han descubierto en sus trampas… Solo les queda la represión y la bunkerización… Como no hay pan esta tarde del 25S los pretorianos que protegen a la “clase senatorial” repartirán hostias. Allí estaremos.

martes, 18 de septiembre de 2012

CARRILLO SE HA IDO A FUMAR A OTRA ESPAÑA MENOS CONTAMINADA




Santiago Carrillo forjó su leyenda durante la Transición. Es el emblema de la generosidad de una izquierda que sacrificó muchas de sus legítimas aspiraciones en aras de la convivencia en España. Convirtió al PCE en un instrumento de consenso en tiempos de pactos. Sin duda, ese modo de actuar contribuyó a la convivencia y estabilidad del país. Sin duda, esa bienintencionada cesión dejó para siempre muchos pelos transformadores de la izquierda en la gatera de la Transición. Quizá era lo conveniente entonces, pero ha ayudado a asentar un régimen (la Cultura de la Transición) en la que los poderes fácticos de siempre ganaron la partida y emergió lo que Acemogliu y Robinson denominan "élite extractiva" y se ajusta perfectamente a la privilegiada casta política alumbrada durante la Transición. Contra ese cáncer clamaba bastante nuestro protagonista en los últimos tiempos... Esa metástasis cuestionaba el sentido de su sacrificio... Carrillo era un hombre pausado, reflexivo al ritmo de sus meditados cigarrillos, quizá por eso en estos tiempos turbulentos, donde la miseria es reinante y el deterioro de ese sistema que contribuyó a asentar imparable, se ha dejado ir a otros territorios donde se pudiera fumar tranquilo.

LA MONARQUÍA QUE VIENE DEL ÚTERO DE FRANCO


 


JUAN CARLOS I CLAMA POR LA UNIDAD DE ESPAÑA


El Rey escribe una carta demandando la “unidad de España”. Se ha saltado el papel institucional que le asigna una Constitución que garantiza esa cohesión nacional bajo vigilancia del Ejército. Indudable herencia franquista que la realidad está superando, como demostró la “algarabía independentista” del 11 de septiembre en Barcelona.

La monarquía juancarlista debería reinventarse abandonando los tics centralistas que provienen de Franco y enlazan con el gen francés de los borbones. Juan Carlos debería hacerse más Habsburgo, esa dinastía que garantizaba la cohesión de las Españas con un pacto particularizado de cada territorio con la Corona. No olvidemos que la primigenia unidad ibérica surgió de la unión pacífica de dos monarquías (“tanto monta…”) que preservaba identidades y particularidades. Los borbónicos Decretos de Nueva Planta rompieron esa tradición hispánica a comienzos del XVIII imponiendo a sangre y fuego el centralismo de matriz gala. La solución ante el empuje de los impulsos centrífugos no está en clamar por la unidad o en llamar al Ejército –lo que celebrarían tantos en la derecha- para garantizarla por la fuerza, sino en la conversión del Borbón en un monarca Austria. O lo que es lo mismo, en adoptar una Monarquía ajustada a una lógica confederal, que es la fórmula a la que habrá que tender el Reino de España a medio plazo si no se quiere acabar como en el Rosario de la Aurora. La Monarquía podría ser garante de este proceso que salvaría la cohesión ibérica. Pero la inercia del unitarismo franquista, que logró estampillarse en la Constitución, parece demasiado fuerte y demasiado ligado al destino del actual monarca. Y eso es precisamente lo que está contribuyendo a desmantelar esa España unitaria que se pretende defender con tamaño empecinamiento.

lunes, 17 de septiembre de 2012

LA IMPOTENCIA SOCIALDEMÓCRATA



Rubalcaba entrevistado en el prime time de TVE-1 ante un sanedrín de periodistas más o menos domesticados (hace una semana lo fue Rajoy, o su fantasma). Don Alfredo tiene temple y figura civilizados, habla con calma, parece reflexivo, se pretende convincente y lo logra por momentos. Es una persona con cierta entidad frente a la deshilachada presencia del actual Presidente del Gobierno. Tiene fragancia profesoral, aroma de hombre dialogante de la Institución Libre de Enseñanza, con el que siempre se puede llegar a un acuerdo (virtud avalada por su trayectoria de mediador) o contarle tus problemas. Este político ha brillado en tiempos de consensos, pero está siendo engullido por la situación radicalizada del país. No están las cosas para tertulianos, sino para combatientes. Rubalcaba se esfuerza por transmitir confianza pero estuvo en el timón de mando de un gobierno que asumió el rumbo telederigido desde Berlín que ha dado paso a la Gran Tijera. ¿Con qué autoridad se presenta en este fuego que él ayudó a encender? Las gentes de izquierda están radicalizadas, ya no se creen el viejo cuento socialdemócrata. El PSOE clama ahora contra los recortes que inició y todos tienen la convicción que no harían un papel radicalmente distintos a los conservadores en caso de volver al gobierno. A la gente no se la convence ahora con un puñado de becas y algunos gravámenes a las grandes fortunas. La gente quiere ya un cambio de paradigma y este señor dialogante de Solares representa esa vía de consenso y obediencia que nos está mandando a la chingada.  

domingo, 16 de septiembre de 2012

CRÓNICAS DE LA MISERIA DE UNA MISERABLE CRISIS




CON LA TERAPIA DE SHOCK BROTARON LOS BOLCHEVIQUES DEL CAPITALISMO


He visto un documental y una película que creo que están más relacionados de lo que parecen… La doctrina del shock (Michael Winterbotton y Matt Whitecross, 2009), es un documental crítico sobre maniobras del “capitalismo del desastre”, según el libro que la canadiense Naomi Klein lanzó en 2007. Ferdinand el radical (Alexander Kluge, 1976), el largometraje al que aludía  al principio, narra la extrafalaria historia de un expolicía anticomunista metido a jefe de seguridad de una empresa alemana donde pone en marcha sus peculiares teorías represivas contra la clase trabajadora. Ambas obras son rabiosamente actuales pues iluminan miserias de la crisis que estamos padeciendo. Una catarsis que es consecuencia en parte del shock neoliberal que está siendo aplicado con vesania por los sectores que provocaron la gran quiebra en 2008. Según las tesis de Klein esa terapia friedmaniana  de choque, casi siempre acompañada de gran violencia, fue aplicada en el Chile de Pinochet, la Gran Bretaña tatcherista, la Rusia de Putin o las paranoias de la época de Bush Jr. Siempre con el mismo resultado: pagan los pobres, ganan los ricos. Ahora le ha tocado el turno a la sociedad de bienestar de los países periféricos de Europa… En ese contexto de recortes y desmontaje de las conquistas sociales dictaminado por los bancos franco-alemanes (y sus cómplices euroburócratas) florecen los Ferninands de la película de Kluge. Quizá no tan radicales, pero sí tan miserables. Abundan los colaboracionistas, los esquiroles, los cómplices de los abusos, los trepas, los partidarios de la ley del silencio… Para defender mi culo, mi puesto de trabajo, mi hipoteca, el pan de mis hijos, el sunsumcorda renuncio a mi dignidad y a mi capacidad crítica. Sin llegar a ser tan radicales, estos acobardados humanos se han convertido, como Ferdinand, en “bolcheviques del capitalismo”. La terapia choque parece que está dando resultado y uno tiene la impresión que acabará rodeado de vainas, como en esa inquietante película de la Guerra Fría (otra era del shock): La invasión de los ladrones de cuerpos (Don Siegel, 1956).



sábado, 8 de septiembre de 2012

REBELDES CON CAUSA


                                    
No estamos solo en una crisis. Esto es el colapso de un modelo, el que se forjó durante la Transición española y que destiló lo que se viene llamando la CT (Cultura de la Transición). Todo se articuló en torno a la palabra consenso y eso también era válido para una economía (consensonimic la denomina Isidro López) cuyos resultados están ahí: el desmantelamiento del tejido productivo español de antes de 1978, la precariedad del mercado de trabajo y la avalancha de capitales foráneos a través de los mercados financieros e inmobiliarios. Los datos están ahí: ¿se acuerdan de Orbea, BH, Barreiros, Montesa, Revilla, Gullón…, de nuestra minería, de la agricultura floreciente?, unido a que el poder adquisitivo de los trabajadores españoles no ha hecho sino descender desde entonces  en un “país de servicios” donde la baza inmobiliaria ha sido dominante. El otro factor determinante ha sido la inmersión en el espacio económico europeo (nótese que digo económico), que nos exigió una serie de sacrificios que iban precisamente en la línea de las medidas que acabamos de enumerar. Es decir, en sintonía con el credo neoliberal dominante, sobre todo a partir de los años ochenta. Así pues los relatos del consenso, de la Monarquía salvadora (tras el oscuro 23-F), de la Europa redentora se consolidaron como dominantes y fueron asumidos principalmente por los dos grandes partidos nacionales que quedaron tras la inmolación de Suárez (ese franquista que se tomó tan en serio la democracia que hubo un momento que resultaba molesto…) y sus marcas políticas. La clase media española, ilusionada con el sueño de pertenecer al privilegiado club europeo, interiorizó estos relatos. De esta manera la nueva Restauración borbónica se fue configurando, con apoyo mayoritario en las urnas, a través de un sistema de partidos que se iban repartiendo puestos, “sinecuras y canonjías” dispensados por las respectivas direcciones orgánicas. Hasta tal punto que el PPOE ha sido valedor de una “clase senatorial” cuyos privilegios contrastaban con las precarias condiciones de la mayoría de los trabajadores españoles.
En esto llegó el crack del 2008, reconocido tardíamente por el ingenuo gobierno de Zapatero hasta que lo despertó el primer golpe de mano de Bruselas en mayo de 2010, al que siguieron los primeros recortes, el batacazo del PSOE y la entronización de Mariano Rajoy. El resto es bien conocido: el nuevo Presidente dice que gobierna y Bruselas, perdón Berlín, le indica qué tiene que hacer… Por muchas escenificaciones y repartos de papeles que se desplieguen, como ha ocurrido esta semana entre Angela Merkel (respaldando las duras medidas de Rajoy en el propio Madrid) y Mario Draghi (exigiendo que pidamos el rescate), el guion está bien claro y se dicta desde los bancos alemanes alineados con el Bundesbank. Lo demás son comparsas, muy especialmente Van Rompuy, Durao Barroso y demás euroburócratas. Hollande, el supuesto contrapunto, está amordazado por sus propios bancos, también acreedores de los países periféricos. Así pues, la Europa benefactora, la madre de todos nuestros progresos, es en realidad una madrastra con cetro de banco franco-alemán, que son quienes realmente marcan la pauta a la emperatriz Merkel y a su fiel escudero Mario Draghi. La principal potencia europea ha conseguido por fin dominar el Viejo Continente (“Deutschland, Deutschland über alles”/ “Alemania sobre todas las cosas, reza su himno”), esta vez sin recurrir a la fuerza, una opción que le salió bastante mal en anteriores intentos expansionistas. Entre tanto los gobiernos de las colonias periféricas se empeñan en meternos a todos en cintura con un desmantelamiento, cada vez menos disimulado, del Estado de Bienestar a través de unos recortes que, según el relato oficial, vienen para salvar el Welfare State: la cuadratura del círculo. Los relatos dominantes están alcanzando un nivel de sinsentido desopilante, aireando promesas de sacrificios necesarios, imperativos ineludibles, sentidos del deber y toda esa parafernalia pseudopatriótica que cuenta con el contexto favorable de una oposición cómplice, desnortada y sin alternativa, una buena parte de la ciudadanía atemorizada y unos medios de comunicación mayoritariamente colaboracionistas, mucho más tras la reconversión de RTVE en un aparato de propaganda al servicio del gobierno.
No basta tener un colmillo crítico muy retorcido para comprobar que estamos a las órdenes del Sacro Imperio Germánico, que esta vez ha adoptado el credo neoliberal vigilado por los superpoderes financieros y canalizado por Su Santidad el euro. Ante los destellos de la moneda germana –no es errata- tenemos que someternos mientras nos vamos dejando mucho más que los pelos por las cada vez más estrechas gateras por donde nos hacen entrar a los gatos-cerdos  periféricos. “Todo por Europa”. Pero esto no es nuevo, se remonta a los tiempos de la Transición –y volvemos al comienzo de nuestro artículo-, cuando España decidió optar por ese camino europeísta con total unanimidad. Tras las negociaciones y final incorporación a la CEE empezó nuestra pérdida de soberanía real, el sometimiento al único camino del Gran Mercado paneuropeo que se estaba diseñando (lo de la retórica europeísta era eso, retórica). Una agricultura competitiva no interesaba a Francia (nos dejarían los cítricos y los cultivos de primor), una industria fuerte tampoco a Alemania, pero España era un mercado muy atractivo para colocar manufacturas y para invertir en turismo, servicios y vías de comunicación con capitales centroeuropeos. De esta manera, sobre todo a partir de los noventa, fluyeron los eurofondos y capitales foráneos, nos llenamos de infraestructuras, se fue inflando la burbuja inmobiliaria, alimentada por capitales provenientes sectores que se iban desmantelando: los agricultores querían tener su piso en Teruel o Soria, los mineros prejubilados también invirtieron en su porción de ladrillo, como muchos asalariados que conformaron esa “sociedad de propietarios”… España no producía casi nada, pero tenía buenos servicios, magníficas carreteras (ya se podía venir cómodamente desde Hamburgo a Marbella) y muchas casas, también para los jubilados del norte. ¿Quién se benefició de ello? Capitales y centros financieros centroeuropeos y los avispados de aquí, además de una clase política autóctona que tuvo su parte alícuota. Ahora, en plena crisis dramática, se echa la culpa a esa casta que no supo ver el descalabro, que no supo fomentar el tejido productivo, el I+D+I+I, etc. Pero, aun asumiendo su indudable miopía, una inquietante pregunta sale al paso: ¿les dejaron a nuestros políticos hacer algo distinto quienes realmente nos pilotan desde el corazón de la Europa rica? Y siguen las preguntas: ¿nos dejarán salir de ese vicioso círculo de recortes-amortización de deuda-hachazos-más pagos con intereses…? Me temo que solamente si ven peligrar el euro (goza de buena salud, no lo duden) o los beneficios de la industria exportadora del Sacro Imperio Germánico. Así pues, una crisis que puso en evidencia los excesos del capitalismo financiero internacional acaba reforzando el sistema, pues  se toma como la excusa oportuna para desmontar el Estado de bienestar, ese tesoro europeo que nos impide ser competitivos con Estados Unidos, China, Rusia y los emergentes… A eso hay que añadir la peculiaridad española: una derecha de matriz autoritaria que aprovecha el río revuelto para iniciar una contrarreforma que merma los derechos ciudadanos.
Volvamos a los inicios de esta historia épica, porque estas y otras circunstancias ponen sobre el tapete el agotamiento del “sagrado consenso” de la Transición. Los mitos allí generados han ido cayendo: la Eurotierra Prometida, el imperativo del pacto y de la moderación salarial, la monarquía salvífica (con Príncipes corruptos y elefantes abatidos), las elites culturales, la SGAE, el sistema autonómico… Este último frente va a constituir una de las grietas más dramáticas cuando Cataluña y el País Vasco promuevan una muy probable escisión de una nación cuya unidad está garantizada por el Ejército, según la Constitución.  Así pues, en todos los frentes se resquebraja aquel edificio encantado que se cimentó en las ruinas del franquismo y que se presentaba como modélico. Y resulta que ese país ejemplar para nuestros vecinos ricos se ha convertido, por arte de birle birloque, en un un villano moroso… En esta lamentable situación la disyuntiva es inapelable: aceptar estoicamente las euromentiras amplificadas por el gobierno español o rebelarse. Pues en este juego hay unos perdedores (los trabajadores y pequeños empresarios) y unos beneficiarios que ya conocen. Ante las turbulencias, los defensores del injusto sistema se están blindando y están volviéndose agresivos (síntoma inequívoco de decadencia); quienes no quieren participar de esa farsa cada vez más son vistos como disidentes, antipatriotas. Una situación que tiene muchos paralelismos con los últimos años del franquismo… Y ya saben cómo acabaron los resistentes del búnker, solo que mientras se desmoronan aplicarán ese viejo lema militar de “morir matando”.

       Jaime Miñana.  Filósofo  (@jaimeminana)   


jueves, 6 de septiembre de 2012

DEUTSCHLAND, DEUTSCHLAND ÜBER ALLES!!!

CON MOTIVO DE LAVISITA A LA COLONIA HISPÁNICA DE LA EMPERATRIZ DEL SACRO IMPERIO GERMÁNICO DEL EURO




El Himno de la alegría de Beethoven ha sido sustituido como leitmotiv musical de Europa, por el Deutschlandlied, el himno alemán. La letra "Deutschland, Deutschland über alles!" ("Alemania sobre todas las cosas") se ha impuesto sobre las zarandajas idealistas del célebre compositor romántico. Haydn, aunque era austriaco, representa mejor con su ponderado clasicismo el espíritu de la Nueva Germania. Europa hoy día solo puede ser vista desde la triunfante puerta de Brandeburgo; es más, la princesa de Tiro no fue secuestrada por Zeus convertido en toro, sino por la diosa de la Victoria que guía la cuádriga de la puerta berlinesa. Las tierras entre el Rhin y el Elba han tenido vocación de dominar Europa desde el Sacro Imperio Germánico medieval y lo lograron en los albores de la Edad Moderna a través de sus banqueros, quienes hicieron caja con las quijotadas hispánicas por el Nuevo y Viejo Mundo. Luego vino el Imperio Austro-Hungaro (el alemán era lengua dominante), el impulso prusiano, la unificacion y los dos graves errores bélicos mundializados. La vía militar fue catastrófica, así que el nuevo dominio de la Niké germana se opera ahora desde las finanzas y la industria exportadora. Esto es como el Imperio Romano pero al revés. Mandan hogaño los otrora bárbaros y los esclavos son los habitantes de las riberas del Mare Nostrum. Paradojas de la Historia...

Ya no son necesarias legiones, basta con esa píldora de amordazamiento masivo llamada euro -en realidad un marco con doce estrellas- y toda esa retórica economicista que garantiza que recortando nuestro Estado de Bienestar vamos a encontrar el bienestar futuro. El Sacro Imperio del Euro ha aprendido bien la lección cristiana: hay que sudar sangre para entrar en el Paraíso... Y es que los luteranos del norte lo tienen claro: los mediterráneos nos merecemos esta penitencia después de tanto pecado...; que a quién se le ocurre caer en la tentación que sus bancos nos han tendido en forma de préstamos fáciles y bombeo inagotable de dinero... Con lo que ha hecho la madre Germania por nosotros e incluso algunos malpensados empiezan a creer que todo eso formaba parte de una hoja de ruta bien definida cuyo objetivo es esclavizar por décadas a los manirrotos meridionales con las argollas del Deutsche Bank (metonimia de todos los bancos germanos). Calumnias y habladurías, porque hay que agradecer que desde esos centros berlineses de poder respeten la democracia y los gobiernos electos de las colonias periféricas; suficientemente controladas, eso sí, porque se van a ejecutar siempre los programas y medidas que dictaminen los sabios financieros de la metrópoli. No sea que Italia y España recaigan en sus vicios latinos...