Falleció la madrugada del 23 de marzo de 2005. Blas Costa lo hizo público al día siguiente ante la prensa aragonesa. La Doctora Lynch, asesora del think tank de medio ambiente que preparaba la Expo del Agua, era el emblema de una científico humanista europea. Una raza que empezaba a extinguirse en aquel momento para dar paso a burócratas sin alma, valga la redundancia y la repugnancia, y al berlusconismo.
Estas "buro ratas" empezarían a invadir todos los rincones administrativos del Europa. Resuelta la última sangría en nuestro viejo continente -hace un mes la Corte Internacional decretó que Sebrenica fue un genocidio pero exculpó a Serbia-, nos dedicaremos a la eurocracia... Y a los mercados.
Y aquí en Zaragoza al gran evento que cambiará la historia de Aragón, la Expo 2008. Qué hubiera pasado si Mary Lynch, la última humanista, hubiera seguido viva: ¿hubiera reconducido la cochambrosa y provinciana deriva en que está inmerso el tinglado expositivo de Ranillas? Al menos lo hubiera intentado.
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