La Expo del Agua se anuncia a bombo y platillo. Sus responsables auguran lluvia de maná sobre esta ciudad “olvidada” en forma de infraestructuras, comunicaciones y equipamientos. Lo costea papá Estado. Ya era hora. Si el precio a pagar para que de una vez Madrid se acuerde de este secarral es soportar una Expo durante seis meses, podemos sobrellevarlo. Pero, ojo, la factura es importante. Los zaragozanos no debemos extender un cheque en blanco a los responsables del tinglado. Es dinero público y las inversiones deben encaminarse hacia la funcionalidad y perdurabilidad. Sabemos que estos eventos tienen una inevitable dimensión espectacular y efímera, pero hay que poner más énfasis en el futuro. Si no se cumplirá ese aforismo popular de “pan para hoy…”.
Y luego viene la pregunta ineludible: Qui prodest? Los montajes de esta dimensión acaban convocando a carroñeros, especuladores, caraduras y aprovechados. Y algunos políticos tienen la tentación de imitarlos… sacando réditos políticos… y económicos. Hay mucha jurisprudencia al respecto…Sin duda los beneficiarios principales de la Expo 2008 deben ser los ciudadanos, los zaragozanos en primer lugar. Por eso las cuentas tienen que ser cristalinas, todavía más los procesos, porque precisamente ahí es donde se tienden las trampas… Por eso activo la anterior pregunta latina, ¿a quién benefician las informaciones privilegiadas sobre los trazados de los cinturones de ronda que han propiciado compras de terrenos adyacentes? Qui prodest? ¿Qué empresas se han posicionado ventajosamente ante oportunidades de negocio relacionadas con las actividades Expo? Lo inquietante es que algunas informaciones apuntan hacia los despachos del poder… Por eso, celebrando las mejoras que acarreará la Expo del Agua, los ciudadanos también queremos saber y exigimos transparencia.
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