Uno que cae...
Rodrigo Rato, el ministro aznariano que propulsó la ley del suelo que dio origen a la burbuja inmobiliaria muere por la explosión de la misma en Bankia. Esperemos que en el enorme agujero de la entidad madrileña se entierre también la maldita intromisión de los políticos (Aguirre, la campeona) en los asuntos financieros. ¿Por qué no se conjuran precisamente para pararle los pies a ese poder financiero que dicta las normas ahora por encima de ellos? Los mitos empiezan a caer uno tras otro. Uno de ellos, la competencia de este señor Rato que fue descabalgado del Fondo Monetario Internacional y tuvo la brillante idea de fusionarse con Bancaja para acumular más activos tóxicos inmobiliarios. La intoxicación era cuestión de tiempo.
Hollande puede ser la gran esperanza rosa vermellón para imponer de una puñetera vez la lógica política sobre la financiera. Aunque mucho nos tememos que las fuerazas fácticas de los bancos alemanes, y también galos, le llamen al orden y sus proclamas democratizadoras se queden en retórica. Ojalá no sea así, pero los socialdemócratas nos tienen tan acostumbrados a dar camelia por rosa...
Otro que emerge...
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